Betina Zubeldía se reunió esta mañana con el Subsecretario de Seguridad de la provincia de Santa Fe, Osvaldo Lafatigue, para contarle su preocupación por la integridad de su familia ante el acoso de las bandas de narcos en la localidad de Pérez. “Todavía estoy pasando eso, no estoy segura, eso le fui a plantear al subsecretario Lafatigue. Todavía están afuera, siguen vendiendo, con la modalidad delivery con motos y autos. No me siento segura”, relató en ‘Estamos en eso’, por AM 1330.
Betina Zubeldía es la madre de un chico adicto, vive en Pérez y desde que denunció a los narcos en la policía empezó una historia de persecución contra ella y su familia: le incendiaron el auto, un negocio y balearon la casa de sus padres en Pérez.
Todo comenzó cuando, con la firme sospecha de que el muchacho ya era un consumidor, lo siguió para averiguar dónde compraba estupefacientes. Así, cuando tuvo la certeza de dónde quedaba el búnker, denunció a los narcos con todos los detalles a la policía. Pero los problemas para ella y su familia persisten.
“El intendente de acá (Alejandro Marinsaldi) todavía ni se apersonó, no me dio su apoyo. En su momento, cuando me quemaron el auto, tampoco. La indiferencia que hay es terrible, es muy difícil, yo tengo una familia. Yo lucho con Madres Solidarias para mejorar este sistema, que está mal, no tenemos donde llevar los chicos con problema de adicción”, denunció.
“Con Norma (Castaño) estuvimos encadenadas en la gobernación en Santa Fe, el gobernador jamás nos atendió. Lo seguimos a lugares donde inauguraba cosas y tampoco nos atendió”, agregó.
“Sabemos lo que es lidiar con una persona con adicción. No voy a perder a mi hijo, va a perder el sistema, le vamos a ganar: cuando las madres nos unamos va a cambiar”, aportó.
“Tengo a media cuadra a la comisaría y no puedo confiar en los policías. Yo denuncié en la comisaría lo que me pasó, no porque pensé que me iban a ayudar, sino para develar su inoperancia. Nunca sabían dónde estaban los bunker y sí sabían. El comisario y el intendente me mostraban las listas pero los bunkers seguían funcionando, con gente armada”, observó.
“Pedí a Lafatigue que la mansión de los Cantero (que se encuentra en Pérez) la donen para realizar un centro de rehabilitación. Lo pedí en el Concejo, en la Municipalidad, todos se lavan las manos, no es dependencia de ninguno, dicen”, denunció.
“Nunca más voy sola a ningún lado porque hay muchas organizaciones ((Red antimafia de Rosario y Vecinos Autoconvocados) que se ocupan de esto sea mejor. No es dependencia de él, siempre depende de otro ministerio, departamento. Mi abogado le pidió que me resguarden a mí y a mi familia pero con la Gendarmería, no la policía. Además, me dio el teléfono de él para que lo llame”, confió la integrante de ‘Madres Solidarias’ de la vecina localidad.
“Yo tengo vecinos que hicieron mucha plata de la noche a la mañana, que le manden la AFIP” para ver cómo fue que progresaron tanto en tan poco tiempo”, aconsejó Zubeldía.
“Rivero fue un pintor-chapista… Mi marido dice que era un buen chico, después vio la plata fácil y después se transformó en la persona que le proveía droga a su hijo”, concluyó.
Hace diez días, una investigación descubrió que en la celda 8 del pabellón B de la alcaidía de Jefatura, donde las Tropas de Operaciones Especiales secuestró los celulares de Carlos Alberto “Betito” Godoy, un joven de 28 años condenado por el crimen de Roberto “Pimpi” Caminos y quien desde ese lugar organizaba los envíos de estupefacientes a la banda regenteada por Walter Rivero.