Un drone se asemeja al clásico avión de aeromodelismo pero mucho más sofisticado. Su diseño con cámaras, GPS y sensores de todo tipo, fue desarrollado para ser usado en los círculos militares, como misiones espías y hasta portando misiles de guerra para disparar contra blancos teledirigidos.
El programa de aviones no tripulados para vigilar la frontera se puso en marcha a mediados de la década pasada. Cada avión cuesta 20 millones de dólares, y el gasto ha recibido críticas en el pasado por ser demasiado caro para los resultados que da en comparación con la valla o la patrulla tradicional, además de la preocupación por el posible daño a la privacidad de residentes en la frontera. En 2011, el Departamento de Seguridad Nacional publicó que los vuelos de los Predator, desde su puesta en marcha en 2006, habían permitido detener a casi 5.000 inmigrantes y casi 240 traficantes de drogas. La cifra era apenas marginal dentro de los 330.000 inmigrantes detenidos en todo 2011.
A mediados de 2012, EE.UU ya se había gastado 250 millones de dólares en el programa de drones en la frontera y contaba con nueve aparatos. Al mismo tiempo, desde el año 2000, según datos de AP (Associated Press), se ha duplicado el número de agentes de policía de fronteras sobre el terreno hasta superar los 18.000. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propone intensificar la seguridad de las fronteras como parte de sus esfuerzos por arreglar el sistema de inmigración. El programa de drones logro su máxima intensificación a partir de 2013 y desde entonces se han realizado 10.000 vuelos que han cubierto unos 1.500 kilómetros, principalmente en la frontera de Texas, según datos divulgados este jueves por la agencia Associated Press. La nueva estrategia consiste en utilizar los drones para detectar aquellos puntos poco vigilados que están siendo utilizados para cruzar la frontera y poder distribuir los recursos de forma más eficaz.
Estados Unidos y México comparten más de 3.000 kilómetros de frontera. Están vallados unos 1.000 kilómetros, sobre todo en la zona de California. El muro que custodian los drones se levanto en la localidad de Yuma, al oeste del estado de Arizona, y llega hasta la costa de Texas, mientras que los drones vuelan sobre un desierto de gran peligrosidad para cruzar, como difícil de vigilar con patrullas en el terreno. Desde entonces ya se realizaron 10.000 vuelos sobre la frontera más inhóspita que divide a los EE.UU y México, que cuenta además con un muro de gran altura (al estilo del de Berlín), que se extiende a lo largo de 1.000 kilómetros y que ya ocasionó la muerte de 5.600 personas.
La nueva estrategia de drones del Gobierno federal es aplaudida por los republicanos de Texas. “Ya no podemos centrarnos solo en defensas estáticas como vallas y torres de vigilancia”, afirma el congresista republicano Michael McCaul, presidente del Comité de Seguridad Nacional, citado por AP. El gobernador de Texas, Rick Perry, se ha pronunciado contundentemente a favor de la vigilancia con drones. El Gobierno de Estados Unidos quiere trasladar este tipo de vigilancia a la frontera con Canadá a partir del año que viene.