Por Candela Ramírez - cramirez@rosario.com - Rosario.com
La mayoría de los niños y niñas comienzan a practicar a una edad temprana algún deporte que les demanda varias horas de entrenamiento semanales y competencias en distintas categorías. Si bien se suele pensar al deporte como un espacio de recreación y generación de lazos, muchas veces los padres y madres ejercen sobre sus hijos e hijas una importante presión que puede afectar de manera negativa el desempeño y la experiencia deportiva de los más chiquitos.
"En la mayoría de los deportes a nivel infantil, el día de la competencia el entorno es bastante nocivo"
Víctor Welsh es psicólogo especialista en deportes. Actualmente trabaja en el Club Atlético de Huracán, pero a lo largo de su carrera ha trabajado en distintos deportes de ligas infantiles.
Welsh considera que en "la mayoría de los deportes a nivel infantil, el día de la competencia el entorno es bastante nocivo, no se disfruta tanto". Destacó los deportes individuales como el tenis y el patín, donde advierte una "sobreexigencia", pero admite que sucede en todos los deportes.
Desde su perspectiva existen distintos motivos que llevan a esta situación como la presión de los padres y madres que tiene que ver con las expectativas que tienen: “En el entorno familiar, se da que el padre deposita sus expectativas en los chicos o a lo mejor jugó ese deporte y no llegó a ser lo que pretendía. Se da en cualquier deporte y ese imaginario se traslada la familia". También la expectativa de que el hijo o hija sea quien "los salve" (a la familia).
Para Welsh es importante trabajar, en principio, con los entrenadores y "ver qué se les puede aportar a ellos para que trabajen con su equipo". En el caso de los deportes en equipo el entrenador muchas veces "ya tiene catalogado a alguien como líder o a alguien como un deportista que no le rinde y veces se puede cambiar eso, sobretodo en los conceptos negativas que tenga". "Se busca cambiar porque si ya hay un imaginario que 'X' deportista no te rinda o es perdedor es muy difícil que después se sienta importante o ganador si tu propio entrenador tiene ese concepto que es toda una mochila", señaló.
También cree importante trabajar con los padres y madres e intentar "hacerles ver que a veces la presión surge de ellos": "Siempre creen que la presión es propia del chico o a lo sumo culpa del profesor, pero difícilmente acepten que ellos tienen la culpa".
"Cuando se logra trabajar con los padres se mejora mucho, he visto cambios y sobretodo, más que en el rendimiento que también se mejora, en el entorno, en que la competencia sea un poco más saludable. Cuando se logra trabajar con los padres se llega a eso. Pero no es fácil, es lo más difícil de todo", manifestó Welsh.
Finalmente, el trabajo con los niños y niñas tiene que ver con lo que llama "las cuatro patas de la mesa: la motivación, la concentración, la concentración y el control de las presiones". Welsh considera que estos puntos son fundamentales para cualquier deportista.
“Sacate ya los patines, no patinás más”
Gabriela Bessolo es profesora de patín. Compitió como patinadora hasta los 26 años y después, desde hace cerca de 15 años, se dedicó al entrenamiento para competencias nacionales e internacionales.
Sobre el perfil de los padres y madres que llevan a sus hijas -en general no hay tantos varones que patinan- a la pista, Bessolo expresa: "El patín da para todo, es un zoológico, tenés de todo. Tenés las madres frustadas que quedaron así porque no pudieron a hacer patín y la obligan a la nena a hacer patín, que va llorando y con mala onda y pobrecita, vos la ves que sufre y le tenés que dar clase igual. Yo por ahí con ellas tenía otra relación, les preguntaba por la escuela, por las amigas, les daba clase y las corregía pero buscaba otra cosa".
"Cada nena es un mundo distinto, cada cabeza es distinta. Si tenía 25 patinadoras, tenía 25 mundos distintos, con 50 padres distintos, más hermanas mas tíos que se metían, porque llega un momento que hasta se metían los tíos", comenta la profesora.
Bessolo destaca que hay muchas madres que se quedan en la pista a ver a su hija y que eso genera mucha presión en las nenas porque cuando se caen en algún salto luego la madre las reta muy duramente.
También enumera algunos planteos comunes por parte de los familiares de las pequeñas deportistas: “Mi sobrina sale segunda porque vos preferís a la otra”, “Vos la estás preparando a la segunda para que le gane a la mía" o "Gana porque mirás más a ella que a la mía, a ella la miraste 15 minutos y a la mía 5". La profesora piensa que muchas veces no quedan conformes ni los padres y madres de las nenas que ganan ni de las que pierden.
Otro de los cuestionamientos que ha recibido en sus clases tiene que ver con las exigencias a cada niña: “Me han dicho ‘a la otra le pusiste más cosas para que gane’ y en realidad el deporte individual es así. Yo no puedo frenar a una patinadora que es buenísima, no puedo frenar para que el grupo la alcance, esto es individual. Voy a tratar de sacar lo mejor de cada una pero ahí es donde están los padres. Yo les explicaba ‘no, a esa le pongo más cosas porque hace más cosas, cuando la tuya lo haga se la voy a poner, pero tampoco la voy a hacer que se caiga en un torneo, que se golpee, para que trate de hacer lo mismo que hace la otra porque no lo va lograr’. Cosas que no entienden los padres, no lo entienden”.
“Me acuerdo una nena cuando era chiquita, tenía 9 años, que se había caído en un saltito. Ya había salido campeona argentina, pero la madre le gritó 'Sacate ya los patines, no patinás más, porque ese salto te sale siempre y no te salió así que sacate los patines' y yo le dije 'Qué lástima que las nenas con tanto talento que tengan mamás como vos'”, recuerda Bessolo como una de las anécdotas menos positivas de su trabajo como entrenadora.
La profesora cuenta que cuando vivió casos en los que las madres o los padres maltraran a sus hijas, lo denunció en el Tribunal Disciplinario del club donde trabajara pero que finalmente no se llegó a nada.
Sin embargo, a pesar las vetas competitivas que puede fomentar un entorno como el del patín, Bessolo expresa sobre el deporte: "Te enamorás desde el primer día, desde el primer día que lo viste ya sabes que te va a acompañar". Señala que ni hace falta que alguien lo recomiende porque “la nena lo pide sola” y que siempre esperó que los familiares intentaran “no meterse” en la clase tanto por el modo en que define dictar sus clases como el bien de las niñas.
“Hasta acá llego como papá, no como manager ni consejero o entrenador”
Sobre la presencia y exigencias del entorno familiar, Alberto Maidana, que es entrenador de tenis, manifiesta que “si no le ponés límites te acaparan tu trabajo, están muy pendientes de lo que hacés”.
Cuando Maidana advierte una situación “avasallante” por parte de los padres, intenta hablar con los chicos y chicas para conversar sobre el tema. “Normalmente te das cuenta porque lo reflejan en la cancha, lo hablo primero con ellos. Si veo que es muy frecuente o el chico manifiesta problemas ahí hablo con los papás a ver si viene de la casa, o si se ve que el chico no evoluciona, que normalmente no evoluciona de la misma manera que el resto o se estancan o involucionan. Es importante agarrarlo a tiempo, alertar a los padres para que puedan a lo mejor darse cuenta, reaccionar y decir ‘bueno hasta acá llego como papá, no como manager ni consejero o entrenador’”.
“Un papá entraba a la cancha, y se quedaba en un costado, mirando y a veces no alentandoló sino dándole indicaciones hasta que un día tuve que decirle ‘esto no es así, vos tenés que estar afuera, tranquilo, mirar, es lindo que vengas pero no para venir a dar indicaciones’. No vino más, yo como profe me quedé tranquilo, cumplí con mi obligación”, cuenta Maidana.
El entrenador insiste en la importancia de que sea un espacio de recreación y diversión para los niños y niñas, “tiene que ser el momento del chico no del papá”. “Ya los chicos tienen muchas obligaciones hoy por hoy: el colegio, deporte, idiomas. Tienen todo el día ocupado y encima si viene acá y no es una recreación, si es una obligación más estamos listos, tiene que tomarlo como una distracción, un pasatiempo”, concluye Maidana.