Las luces de Xenón en los coches no son algo nuevo: empezaron a utilizarse en el año 2003, de la mano de grandes firmas como Audi, BMW y Mercedes Benz. Con el tiempo, las implementaron de serie algunos más populares: Ford Focus, Fiesta KD, Chevrolet Cruze, Citroën C4, entre otros. Pero su masificación llegó mucho más lejos a consecuencia de su venta en todos los negocios de accesorios. Sin embargo, los resultados obtenidos no sólo difieren de aquellas que vienen de serie, sino que hasta se vuelven contraproducentes.
Cuando viene de fábrica
Los faros de Xenón son un sistema que genera una luz que, a simple vista, resulta mayor a la de las halógenas. En la actualidad, son muchos los modelos que los ofrecen, por las siguientes razones:
· Más luz: producen una salida luminosa hasta tres veces más que las halógenas.
· Gastan menos: generan un consumo mucho menor.
· Más campo visual: la luz blanca que emiten ilumina mejor el borde de la cinta asfáltica, y hasta la banquina.
· Mayor profundidad: estos faros aumentan la profundidad que alcanza la luz y el campo visual que abarca sobre el pavimento.
· Más resistente: se calcula que su vida útil es de unas 2.500 horas, esto es, unas cinco veces más que una halógena.
· Doblan con el volante: la última novedad en este rubro son los faros bi-xenón direccionales, las cuales siguen la dirección del giro del volante.
Cuando uno lo instala
Muchos conductores deciden reemplazar los faros halógenos originales del auto por unos de Xenón. La cuestión es que, según el Centro de Experimentación Vial (Cesvi), los resultados que se obtienen están lejos de mejorar el rendimiento. Veamos:
· Dispersión lateral de los haces de luz: esto se debe a que el tamaño de la ampolla de la lámpara de Xenón es varias veces superior a la convencional.
· Efecto de autoencandilamiento: se genera una disminución de la capacidad visual a distancia, producto de la reducción del tamaño de la pupila (que es la reacción ocular natural al incremento de la luminosidad ambiente).
· Se opaca: con el paso del tiempo, la cobertura refletiva del interior del faro de policarbonato toma una tonalidad amarilla, por lo que el conjunto iluminará mucho menos en un corto plazo.
· Deslumbra y no alumbra: una óptica que no está preparada para utilizar lámparas de Xenón deslumbra hasta cuatro veces más que una lámpara halógena mal regulada. Esto se debe a que las ópticas comunes con lámparas de Xenón amplían demasiado el ángulo de apertura de los haces de luz; al suceder eso, estos salen dispersos lateralmente, lo que dificulta sobremanera su regulación.
Riesgo potencial: los escasos controles sobre los kits de ventas de Xenón que se ofrecen en el mercado para autos que no están preparados para equipar este tipo de iluminación (se consiguen desde los $ 500), producen un gran riesgo, tanto para el que conduce como para aquel que queda encandilado por este tipo de luces, informó La Voz.